Juan 17:19 y Hebreos 10:22 - Acerquémonos
¡Que Dios les bendiga, hermanos! Estamos en Juan 17:19 donde el Señor Cristo Jesús declara que se santifica a sí mismo por sus discípulos, que va a morir en la cruz por ellos, para que ellos y nosotros sus discípulos seamos santificados. Y volvemos también a Hebreos 10:19-25 donde hemos visto algunas descripciones adicionales de esta santificación, y dónde vemos tres aplicaciones principales que el autor de la carta a los hebreos quiere que hagamos ahora, y la primera aplicación encontramos en versículo 22: Acerquémonos. En reconocimiento de estos privilegios que tenemos por el Señor Jesucristo, que entremos en el Lugar Santísimo celestial, que lleguemos ante la presencia de nuestro Padre celestial y el Señor Jesucristo, con la libertad y la seguridad que nos describió en versículos 19-21. Es un mandamiento en el tiempo presente, para decirnos que continuemos a acercarnos a Dios, que nuestras vidas sean caracterizadas por el acercamiento regular y frecuente a su presencia. También es un mandamiento en el plural, para decirnos que no sólo individualmente sino congregados como hermanos, hermanos redimidos por la sangre de Jesucristo, nos reunamos para entrar juntos en su presencia, que juntos levantemos nuestras oraciones, que juntos alabemos y adoremos a Dios. En otras palabras, que nuestra iglesia sea caracterizada por reunirnos continua y regularmente en oración, alabanza y adoración por la santificación segura de nuestro Señor Jesucristo. ¿Y cómo nos acercamos a la presencia de Dios? El resto de versículo 22 nos dice: Con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Note que esta descripción expresa una devoción completa al Señor Jesucristo, una reacción muy apropiada por los que hemos sido santificados por el Señor Jesucristo, a quien sea toda la majestad y la gloria, y en cuyo nombre oramos.