Juan 17:21 - ¿Por qué hay tantas denominaciones?
¡Que Dios les bendiga, hermanos! Hemos pasado por dos semanas de reflexión y meditación en Juan 17:21 donde Jesús ora por la unidad de sus discípulos futuros y dice: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.” Una pregunta válida que surge al estudiar este versículo es: ¿Qué hacemos con la multiplicidad de denominaciones? Hay tantas iglesias diferentes, tantas denominaciones, ministerios y organizaciones cristianas diferentes… Con todas esas diferencias, ¿cómo podemos testificar de la unidad que Jesucristo pide en oración en este versículo? Antes de contestar, tal vez nos ayuda tomar un paso atrás y hacer una pregunta más básica: ¿Por qué existen las denominaciones, y tantas iglesias y organizaciones diferentes? En breve, tenemos que reconocer que la evangelización de todas las tribus, naciones y lenguas no se hace automáticamente, de una vez. Dios la puede haber hecho así, como la hizo en Jerusalén el día de Pentecostés en Hechos 2, pero por su sabiduría soberana, ha decidido dirigir la evangelización a través del tiempo, por las generaciones, dentro de la geografía, y entre culturas y lenguas muy distintas. Así que la evangelización, por lo menos según nuestra perspectiva, ha seguido un proceso lento de entrada a nuevos lugares, nuevas culturas y nuevas generaciones. Además, hay un conflicto espiritual constante en que las fuerzas malignas intentan distorsionar, hacer callar o hasta destruir la evangelización, para que la luz del evangelio no entre en estos nuevos lugares y épocas para la salvación de la gente. Entonces, de esta batalla espiritual surgen las diferentes iglesias y denominaciones. Cuando hay un lugar sin el evangelio, se plantan nuevas iglesias para que haya un testimonio seguro y constante del evangelio en ese lugar. Cuando el tiempo pasa y algunas iglesias se desvían del evangelio o se les olvida anunciarlo a una nueva generación, surgen nuevas iglesias y hasta nuevas denominaciones en el mismo lugar para volver a las raíces del evangelio. Por eso, la existencia en sí de las denominaciones no significa una falta de unidad en el Señor Jesucristo, sino que son una evidencia del arduo trabajo de la evangelización completa por lugares, culturas, y generaciones muy diferentes. Por eso, siempre necesitamos volver a la palabra de nuestro Señor Jesucristo y la palabra de sus apóstoles por quienes hemos creído, como observa Jesús en Juan 17:20, confiando, no en una unidad por la unanimidad de denominaciones, sino una lograda por la cruz de nuestro Señor Jesucristo, anunciada en el evangelio que incluye toda la palabra de Dios.