Juan 17:21 y 15:1-5 - La unidad entre el Padre, el Hijo y nosotros
¡Que Dios les bendiga, hermanos! Pasamos a Juan 17:21 donde Jesús continúa su oración por sus discípulos, y en particular por sus discípulos futuros. Vamos a concentrar hoy y en los próximos días en los primeros dos tercios del versículo: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros.” Jesús pide que de alguna manera haya una unidad entre nosotros sus discípulos, semejante y junta con la unidad entre él y el Padre. ¿En qué sentido podemos ser uno como el Padre y el Hijo, y uno con ellos? Seguramente no se trata de una unidad de esencia; no pide que seamos Dios. No nos pertenece, por ejemplo, la unidad entre el Padre y el Hijo que Jesús describió en Juan 5:22-23: “El Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre.” No hay nada que indica que nosotros vamos a compartir la soberanía en el juicio ni la honra y adoración que reciben el Padre y el Hijo. ¿En qué sentido podemos ser uno como ellos, entonces? La respuesta encontramos si volvemos a lo que Jesús dijo esta misma noche en capítulos 13 a 16. En Juan 15:1-5 dijo: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya ustedes están limpios por la palabra que les he hablado. Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí, nada pueden hacer.” Este pasaje no habla de una unidad de esencia; note las diferencias entre el Labrador, la Vid y los pámpanos. Pero hay una unidad orgánica de función: el Labrador, la vid y los pámpanos obran juntos para producir mucho fruto. Hay una obra dirigida por el Labrador, empoderada por la Vid, en que producimos fruto naturalmente los pámpanos en unión con la Vid. En los próximos días esperamos ver más sobre este fruto; mientras tanto, podemos unirnos en oración con la petición del Señor Jesús en Juan 17:21; podemos incluir entre nuestras peticiones que sus discípulos futuros permanezcamos en él y que produzcamos fruto de acuerdo con la obra del Padre y de Jesús, para que sean glorificados en nuestra unión con ellos.