Juan 17:21 y Efesios 2:11-16 - La unidad lograda en la cruz de Jesucristo
¡Que Dios les bendiga, hermanos! En Juan 17:21, Jesús pide por la unidad de sus discípulos futuros. Dice: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros.” El apóstol Pablo describe el logro de esta unidad entre los discípulos futuros de Jesucristo, específicamente entre sus discípulos judíos y gentiles, en Efesios 2:11-16: “Por tanto, acuérdense de que en otro tiempo ustedes, los gentiles en cuanto a la carne, eran llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estaban sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes que en otro tiempo estaban lejos, han sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.” Es impresionante pensar que en Juan 17:21, la noche antes de su crucifixión, Jesucristo oró precisamente por esta clase de unidad. Por amor precisamente por los discípulos futuros judíos y gentiles, Jesús fue a la cruz, para borrar cualquiera enemistad o separación entre ellos. ¡Qué compromiso solemne y llamativo, y qué amor, para lograr la unidad! Una respuesta mínima de nuestra parte sería el orar por nuestros hermanos en la fe, sin importar su raza, su lugar de origen, su nivel de educación formal, su situación económica. Si reconocemos esta verdad, oraremos por todos nuestros hermanos en la fe lo que sean nuestras diferencias aparentes. ¿Hay algún creyente por quien nunca se le ocurre orar porque tiene un lugar de origen, una cultura, o una lengua nativa diferente que usted? ¿Está acostumbrado a orar sólo por los que se parecen a usted? Tome la oportunidad hoy de reconocer la unidad que logró el Señor Jesucristo en la cruz por orar hoy por un creyente de otra raza por quien nunca ha orado antes. Ore por otra iglesia, de otra etnia o dialecto, por quienes nunca ha orado antes. Entre sus peticiones por ellos, dele gracias al Señor por su salvación por el mismo medio que han recibido ellos, por la sangre que derramó en la cruz por nosotros, y dele gracias al Padre por contestar la petición de su Hijo, por hacernos uno en él.