Juan 17:22 y 1 Juan 1:1-4 - La experiencia de la gloria desde la perspectiva de los apóstoles
¡Que Dios les bendiga, hermanos! Estamos en Juan 17:22, donde Jesús dice: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno,” y hemos hecho la conexión entre esta petición de Jesús sobre esta gloria y su cumplimiento en 1 Juan 1:1-4. Hoy queremos ver en un poco más detalle la experiencia del apóstol Juan de esta gloria en unidad, especialmente en versículos 1 y 2. Sígame por favor en su Biblia mientras vemos estos versículos paso a paso.
Primera de Juan 1:1 empieza con las palabras: “Lo que”. Tal vez esperamos la expresión: “El que”, en referencia directa al Señor Jesucristo. Pero con intención, Juan dice: “lo que”, porque no sólo va a hablar de la gloria de Jesucristo sino de todo lo que tiene que ver con Jesucristo y su evangelio. Entonces, la frase inicial “lo que era desde el principio” refiere no sólo al Señor Jesucristo sino a todo el plan de la salvación desarrollado en él. Este plan ya era, ya existía, “desde el principio”, desde los primeros momentos del tiempo descritos en Génesis 1:1, desde la comunión entre Dios y el Verbo descrito en el evangelio de Juan 1:1. Luego, en su próxima frase, se adelanta el apóstol Juan por todos los milenios de la historia para llegar a su propia generación y la experiencia de él y los otros discípulos del Señor Jesucristo y su evangelio por decir: “lo que hemos oído”. Ellos no oyeron la palabra de Dios, el evangelio, por el testimonio de otros; la oyeron directamente de la boca del Señor Jesucristo. “Lo que hemos visto con nuestros ojos”; es decir, son testigos oculares a todo lo relacionado con el evangelio del Señor Jesucristo – su vida perfecta, sin pecado; sus milagros que anunciaron la llegada del reino de los cielos; sus enseñanzas; sus oraciones como en Juan 17; su crucifixión; su resurrección; su ascensión al Padre. No sólo esto, sino que dice: “Lo que hemos contemplado”. No vieron todo esto de una manera accidental, como cuando uno es testigo de repente de un crimen o de un accidente; sino que fueron escogidos para fijarse con atención a todo el ministerio del Señor Jesucristo, en público y en privado, hasta llegar a una comprensión satisfactoria de lo que estaban examinando. “Y palparon”. Sí, Jesucristo se encarnó; vino en carne y hueso; palparon los discípulos esta realidad física y carnal, no sólo antes de su crucifixión sino después de su resurrección también, por ejemplo cuando Jesús le invitó a Tomás que pusiera su dedo en donde estaban los clavos en sus manos, y que metiera su mano en donde estaba abierto su costado. “Y palparon nuestras manos” – insiste Juan en la autoridad que tienen él y los apóstoles como testigos autoritativos del Señor Jesucristo y su evangelio, su encarnación y su resurrección. “Palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” – Algunos, como los traductores de la Reina Valera, enlazan la palabra “verbo” con el Señor Jesucristo; la ponen en mayúscula debido a su uso así en el primer capítulo del evangelio de Juan. En cambio, estoy de acuerdo con otros cristianos que traducen “verbo” como “palabra” aquí y ven el enlace de “Vida” directamente con Jesucristo, poniéndola en mayúscula. Así, “palabra de Vida” refiere al evangelio de Jesucristo. Esta interpretación no sólo está de acuerdo con Juan 14:6 donde Jesús declara: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida,” sino que también hace mejor sentido de versículo 2: “Porque la Vida (con V mayúscula en referencia a Jesucristo) fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y les anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó”. Esta experiencia de Juan y los otros apóstoles de la gloria del Señor Jesucristo y su palabra, el evangelio en 1 Juan 1:1-2, da evidencia de la oración contestada de Jesús en Juan 17:22 de la gloria dada a sus discípulos para unirlos, una gloria en que participamos por fe en la palabra autoritativa que sus discípulos originales nos han declarado en el Nuevo Testamento. ¡Gracias, Padre, por esta palabra de Vida, el evangelio de la salvación por tu Hijo, Jesús!
Primera de Juan 1:1 empieza con las palabras: “Lo que”. Tal vez esperamos la expresión: “El que”, en referencia directa al Señor Jesucristo. Pero con intención, Juan dice: “lo que”, porque no sólo va a hablar de la gloria de Jesucristo sino de todo lo que tiene que ver con Jesucristo y su evangelio. Entonces, la frase inicial “lo que era desde el principio” refiere no sólo al Señor Jesucristo sino a todo el plan de la salvación desarrollado en él. Este plan ya era, ya existía, “desde el principio”, desde los primeros momentos del tiempo descritos en Génesis 1:1, desde la comunión entre Dios y el Verbo descrito en el evangelio de Juan 1:1. Luego, en su próxima frase, se adelanta el apóstol Juan por todos los milenios de la historia para llegar a su propia generación y la experiencia de él y los otros discípulos del Señor Jesucristo y su evangelio por decir: “lo que hemos oído”. Ellos no oyeron la palabra de Dios, el evangelio, por el testimonio de otros; la oyeron directamente de la boca del Señor Jesucristo. “Lo que hemos visto con nuestros ojos”; es decir, son testigos oculares a todo lo relacionado con el evangelio del Señor Jesucristo – su vida perfecta, sin pecado; sus milagros que anunciaron la llegada del reino de los cielos; sus enseñanzas; sus oraciones como en Juan 17; su crucifixión; su resurrección; su ascensión al Padre. No sólo esto, sino que dice: “Lo que hemos contemplado”. No vieron todo esto de una manera accidental, como cuando uno es testigo de repente de un crimen o de un accidente; sino que fueron escogidos para fijarse con atención a todo el ministerio del Señor Jesucristo, en público y en privado, hasta llegar a una comprensión satisfactoria de lo que estaban examinando. “Y palparon”. Sí, Jesucristo se encarnó; vino en carne y hueso; palparon los discípulos esta realidad física y carnal, no sólo antes de su crucifixión sino después de su resurrección también, por ejemplo cuando Jesús le invitó a Tomás que pusiera su dedo en donde estaban los clavos en sus manos, y que metiera su mano en donde estaba abierto su costado. “Y palparon nuestras manos” – insiste Juan en la autoridad que tienen él y los apóstoles como testigos autoritativos del Señor Jesucristo y su evangelio, su encarnación y su resurrección. “Palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” – Algunos, como los traductores de la Reina Valera, enlazan la palabra “verbo” con el Señor Jesucristo; la ponen en mayúscula debido a su uso así en el primer capítulo del evangelio de Juan. En cambio, estoy de acuerdo con otros cristianos que traducen “verbo” como “palabra” aquí y ven el enlace de “Vida” directamente con Jesucristo, poniéndola en mayúscula. Así, “palabra de Vida” refiere al evangelio de Jesucristo. Esta interpretación no sólo está de acuerdo con Juan 14:6 donde Jesús declara: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida,” sino que también hace mejor sentido de versículo 2: “Porque la Vida (con V mayúscula en referencia a Jesucristo) fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y les anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó”. Esta experiencia de Juan y los otros apóstoles de la gloria del Señor Jesucristo y su palabra, el evangelio en 1 Juan 1:1-2, da evidencia de la oración contestada de Jesús en Juan 17:22 de la gloria dada a sus discípulos para unirlos, una gloria en que participamos por fe en la palabra autoritativa que sus discípulos originales nos han declarado en el Nuevo Testamento. ¡Gracias, Padre, por esta palabra de Vida, el evangelio de la salvación por tu Hijo, Jesús!