Juan 17:22 y 1 Juan 1:5-7 - La comunión con Dios y nuestros hermanos en la fe por la sangre de Jesús
¡Que Dios les bendiga, hermanos! En Juan 17:22, Jesús dice: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.” Y estamos examinando el cumplimiento de esta petición de Jesús en 1 Juan capítulo 1. Hoy consideramos algunas de las características de esta unidad según 1 Juan 1:5-7, que dice: “Este es el mensaje que hemos oído de él, y les anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” “¡Amén!” decimos todos nosotros. ¡Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él! Pero, ¿qué aplicación tendrá esta declaración? Juan continúa en versículo 6: Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.” Es decir, no podemos decir que tenemos comunión con Dios si andamos en el pecado. “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” No podemos tener comunión con Dios si le desobedecemos. Y por extensión, tampoco tenemos comunión con nuestros hermanos en la fe si andamos en el pecado. Nuestra comunión con Dios, y con nuestros hermanos, es una mentira si descuidamos la palabra de nuestro Señor y no la obedecemos. Pero 1 Juan 1:7 nos da esperanza: “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” Si nos arrepentimos de nuestro pecado, Jesucristo, el Hijo de Dios, nos recibe con su amplio perdón que ganó por nosotros en la cruz; quita todo pecado de nosotros; y nos permite andar de nuevo en comunión con nuestros hermanos; nos restaura a la comunión con los otros que también han beneficiado de este amplio perdón por gracia. ¿Hay algún pecado que lo ha separado de la comunión con sus hermanos en la fe? ¿Hay algún pecado que le ha hecho imposible su comunión con Dios junto con sus hermanos en la fe? Hoy es el día, entonces, para arrepentirse, para restaurar su relación con Dios, y su comunión con los hermanos, por la sangre que el Señor Jesucristo derramó por nosotros en la cruz, por la sangre que nos limpia de todos nuestros pecados.