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Juan 17:23 - La perfección en unidad como testimonio al mundo

          ¡Que Dios les bendiga, hermanos!  En Juan 17:23, Jesús ora al Padre diciendo: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”  Jesús aquí pide que el amor eterno y sobreabundante entre él y el Padre sea extendido a sus discípulos presentes y futuros, para que seamos perfectos en unidad, en una unidad manifestada en perfección ahora en nuestro amor los unos por los otros.
​          Ahora examinamos el cuarto tema principal de este versículo: Este amor en unidad perfecta servirá como un testimonio al mundo.  El amor en unidad perfecta testificará específicamente de dos verdades.  Primero, testificará de la legitimidad de toda la obra de Jesús para nuestra salvación – “Para que el mundo conozca que tú me enviaste” – y junto con esto, testificará del amor del Padre por los discípulos de Jesús – “Y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”  En otras palabras, el mundo verá que el evangelio es verdadero, no por la grandeza de los edificios de los cristianos, ni por la influencia de una denominación en la política, ni por la belleza y la variedad de sus actividades, ni por las multitudes que se congregan por sus eventos, sino por el amor eterno entre el Padre y el Hijo, este amor eterno, manifestado hoy, en un grupo de creyentes de tal manera que seamos perfectos en unidad, unidos entre nosotros y con el Padre y el Hijo.  Y este hecho eleva a un nivel de privilegio y urgencia lo que debe ser una de nuestras peticiones constantes por el evangelismo: que el amor del Padre por el Hijo sea tan evidente entre nosotros, y entre nuestros hermanos de la fe en otras iglesias cristianas también, que todo el mundo reconozca la veracidad del evangelio y se arrepienta de su rebeldía para depositar su seguridad y amor en nuestro Señor Jesucristo, crucificado por su salvación y resucitado para vida eterna.  O, Padre celestial, por favor haz que tu amor por tu Hijo, y tu amor por nosotros, sean tan evidentes entre nosotros diariamente que el mundo entero pregunte con temor y temblor cómo puede renunciar su rebeldía para perdón, y para participar en este amor también.  Así oramos en el nombre de tu Hijo Jesús.  Amén.
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