Juan 17:23 - Unas últimas consideraciones
¡Que Dios les bendiga, hermanos! En Juan 17:23, Jesús ora al Padre diciendo: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Jesús pide que el amor eterno y sobreabundante entre él y el Padre sea extendido a sus discípulos presentes y futuros, para que seamos perfectos en unidad, en una unidad que testifique al mundo de la veracidad del evangelio y la seguridad del amor del Padre por nosotros. Hemos visto en detalle los cuatro temas principales en Juan 17:23; hoy queremos terminar nuestra meditación sobre este versículo con algunas observaciones gramaticales más. Note que Jesús presenta dos peticiones por sus discípulos: Primero, “para que sean perfectos en unidad”, y segundo, “para que el mundo conozca”. Ya hemos tratado estas dos peticiones en detalle. Pero note que el resto del versículo, donde Jesús dice: “que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Note que no es otra petición, sino dos hechos que Jesús quiere que el mundo conozca. ¿Cuál es el primer hecho? “Que tú me enviaste”. Jesús presenta otra vez, como el evangelio de Juan ya nos ha dicho varias veces, que fue enviado por el Padre. Quiere que el mundo reconozca por fe que es el buen Pastor, el Pan de vida, la Resurrección y la Vida, el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie viene al Padre sino por él. ¿Y cuál es el segundo hecho declarado en Juan 17:23? “Que los has amado a ellos” [y a nosotros los discípulos presentes también] “que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” ¡Qué gloriosa declaración! Observe bien; Jesús no pide que el Padre nos ame. ¡El amor del Padre por nosotros es un hecho! Como vimos en nuestras meditaciones sobre este versículo junto con Romanos 8:29-30 y Efesios 1:3-5, el amor del Padre por nosotros es un hecho desde antes de la fundación del mundo que se extiende hasta la eternidad futura. También, la comparación de este amor es un hecho también. Jesús no pide que el Padre nos ame a nosotros como ama al Hijo, sino que declara que el amor del Padre es un hecho; el Padre ya nos ama como ama al Hijo. En evidencia de este amor, Jesús utiliza el mismo verbo en el griego, sin cambio de tiempo, de modo o de aspecto, para hacer referencia al amor del Padre por nosotros y por el Hijo. ¡El Padre nos ama a nosotros como ama al Hijo! ¡Y estas son noticias dignas de celebrar, anunciar, repetir y levantar en agradecimiento al Padre por los siglos de los siglos! Amén.