Juan 17:23; 5:22-23; 10:17; Filipenses 2:6-11 - El amor del Padre por el Hijo manifestado en su honra compartida
¡Que Dios les bendiga, hermanos! Estamos en Juan 17:23 en que Jesús ora sobre sus discípulos presentes y futuros y le dice al Padre: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Continuamos nuestra meditación sobre el primer tema principal del versículo, él en que se basa todo el versículo, la relación de amor entre el Padre y el Hijo, descrita por las frases “Tú en mí” y “a mí me has amado”. Hoy queremos reconocer otra faceta de este amor en Juan 5:22-23 que dice: “El Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Por estos versículos vemos otra faceta del amor entre el Padre y el Hijo, la honra compartida entre el Padre y el Hijo. El Padre y el Hijo compartían la honra desde la eternidad hasta que, como nos explica Filipenses 2:6-8, Cristo Jesús se apartó de la honra que merecía y tomó la deshonra por nuestros pecados. Dice: “Siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Pero el Señor no se quedó en la deshonra. Juan 10:17 explica que el Padre ama al Hijo porque pone su vida por las ovejas, para volverla a tomar, y vemos la evidencia de este amor en Filipenses 2:9-11 cuando, después de la muerte de su Hijo en la cruz, el Padre lo resucita y lo exalta, restaurándole la honra que merecía. Dice: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” El Padre por amor exaltó a su Hijo hasta el sumo para compartir de nuevo y hacer abundar esta honra, para honrarse mutuamente con él otra vez en amor. Así honran todos al Hijo como al Padre, exactamente como Jesús declaró en Juan 5:23. Y este amor, manifestado en la honra compartida, sostiene la petición de Jesús en Juan 17:23 por nuestra unidad y comunión con Dios: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Gracias, Padre, y gracias, Señor Jesucristo, por redimirnos e incluirnos en este amor manifestado por su honra compartida.