Juan 17:23 y Efesios 3:14-19 - Una oración para que el amor de Cristo habite en nosotros
¡Que Dios les bendiga, hermanos! En Juan 17:23, Jesús ora al Padre y dice: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” El tema central del versículo – la relación de amor entre el Padre y el Hijo – se extiende a los discípulos por las frases: “Yo en ellos” y luego en referencia al Padre: “Los has amado a ellos.” Y el apóstol Pablo también ora para que la iglesia en Éfeso conociera este amor. Ayudará bastante si abre su Biblia para seguir la lectura de Efesios 3:14-19 que dice: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra.”
Note que Pablo inmediatamente coloca su oración dentro del vocabulario de la familia: llama a Dios “Padre”, y habla de todos los seres creados en los cielos y en la tierra como “toda familia”, un juego de palabras en el griego entre las palabras “πατήρ” por Padre y “πατριά” por familia, que significa que todos existen y son definidos según su familia formada por el poder y la bondad de Dios Padre. “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que les dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.” Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando con el tiempo, que seamos fortalecidos en el hombre interior por su Espíritu Santo: “Para que habite Cristo por la fe en sus corazones” (note que no está pidiendo que sean salvos, que Cristo entre sus corazones por primera vez, sino que more allí, que sea evidente en cada acción, cada palabra y en cada pensamiento que Cristo ha tomado residencia en ellos). “Para que habite Cristo por la fe en sus corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, sean completamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.” Pide que conozcan, y se extiendan para conocer cada día mejor, este amor inagotable, el amor de Dios en Cristo Jesús. Y termina esta parte de su oración por decir: “Para que sean llenos de toda la plenitud de Dios.” Que igual como la Presencia de Jehová llenó el tabernáculo o el templo en el Antiguo Testamento, que la Presencia del mismo Dios, conocido ahora como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, more entre todos los hermanos en la iglesia de Éfeso como su nuevo templo, para que todos los hermanos, fortalecidos en el hombre interior para conocer el amor de Cristo, juntos experimenten y manifiesten entre ellos constantemente este amor que sobrepasa todo entendimiento.
¡Que oración impresionante, no sólo por la iglesia en Éfeso sino por cada iglesia cristiana, incluyendo la nuestra! Que de igual manera seamos plenamente capaces de comprender y manifestar con todos los hermanos de nuestra iglesia la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo, de acuerdo con la oración de Pablo en Efesios 3:14-19 y la oración de Jesús en Juan 17:23: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”
Note que Pablo inmediatamente coloca su oración dentro del vocabulario de la familia: llama a Dios “Padre”, y habla de todos los seres creados en los cielos y en la tierra como “toda familia”, un juego de palabras en el griego entre las palabras “πατήρ” por Padre y “πατριά” por familia, que significa que todos existen y son definidos según su familia formada por el poder y la bondad de Dios Padre. “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que les dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.” Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando con el tiempo, que seamos fortalecidos en el hombre interior por su Espíritu Santo: “Para que habite Cristo por la fe en sus corazones” (note que no está pidiendo que sean salvos, que Cristo entre sus corazones por primera vez, sino que more allí, que sea evidente en cada acción, cada palabra y en cada pensamiento que Cristo ha tomado residencia en ellos). “Para que habite Cristo por la fe en sus corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, sean completamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.” Pide que conozcan, y se extiendan para conocer cada día mejor, este amor inagotable, el amor de Dios en Cristo Jesús. Y termina esta parte de su oración por decir: “Para que sean llenos de toda la plenitud de Dios.” Que igual como la Presencia de Jehová llenó el tabernáculo o el templo en el Antiguo Testamento, que la Presencia del mismo Dios, conocido ahora como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, more entre todos los hermanos en la iglesia de Éfeso como su nuevo templo, para que todos los hermanos, fortalecidos en el hombre interior para conocer el amor de Cristo, juntos experimenten y manifiesten entre ellos constantemente este amor que sobrepasa todo entendimiento.
¡Que oración impresionante, no sólo por la iglesia en Éfeso sino por cada iglesia cristiana, incluyendo la nuestra! Que de igual manera seamos plenamente capaces de comprender y manifestar con todos los hermanos de nuestra iglesia la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo, de acuerdo con la oración de Pablo en Efesios 3:14-19 y la oración de Jesús en Juan 17:23: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”