Juan 17:23 y Mateo 3:17 y 17:5 - El Padre expresa su amor por el Hijo
¡Que Dios les bendiga, hermanos! Estamos en Juan 17:23 en que Jesús ora sobre sus discípulos presentes y futuros y le dice al Padre: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Estamos examinando el primer tema principal del versículo, él en que se basa todo el versículo, la relación de amor entre el Padre y el Hijo, una relación estrecha, única y exclusiva descrita por las frases “Tú en mí” y “a mí me has amado”. Hoy queremos observar que es una relación recíproca o mutua; el Padre la describe en los mismos términos. Por ejemplo, acuérdese de sus palabras en el bautismo de Jesús en Mateo 3:17: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Dios define su relación con Jesús por los mismos términos que éste utiliza, los términos de Padre e Hijo. Confirma así la mutualidad de su amor, y expresa su satisfacción en la justicia de Jesús. También considere Mateo 17 cuando Jesús se transfigura delante de sus discípulos Pedro, Jacobo y Juan, y se resplandece como el sol. Aparecen Moisés y Elías también y conversan con Jesús. Y en versículo 5 el Padre reconfirma: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia,” y luego añade: “A él oigan.” Es decir, de todas las personas presentes – Moisés, que representa la ley, Elías que representa a los profetas – hasta el Padre mismo está presente – les manda a los discípulos que pongan la atención en la palabra de Otro, en la palabra de su Hijo. Es una declaración sobresaliente del Padre sobre la autoridad, la justicia y la veracidad de la palabra de su Hijo y de su gozo en él por eso. Entonces, cuando Jesús dice en oración en Juan 17:23, “Tú en mí” y “a mí me has amado”, vuelve a este amor mutuo y eterno, expresado ambos por el Padre y el Hijo, para basar su petición por nuestra unidad. ¡Qué privilegio tenemos por gracia, entonces! Nuestra comunión con Dios y nuestra unión con los otros cristianos están fundadas en la relación más esencial y segura que existe, la relación entre el Padre y el Hijo. ¡La gloria y las gracias sean dadas al Padre y al Hijo por incluirnos en este amor seguro!